Actualmente, la seguridad en la construcción civil
es un tema de gran preocupación ya que su relevancia abarca varios sectores de
la población, tanto a los trabajadores de construcción, a las inmobiliarias, a
las autoridades competentes y en especial a nosotros, quienes somos los
consumidores finales.
Hemos identificado dos problemas principales en los
que nos vamos a centrar:
1) Inseguridad en las
obras de construcción originada por el trabajo en sí y las negligencias de
quienes están a cargo.
2) Inseguridad
en las obras de construcción por amenazas de la corrupción que existe en el
medio.
Visto desde la perspectiva moderna,
el tema de la construcción está enfocado primordialmente hacia el “resultado”,
mientras que los medios y las personas involucradas en el proceso suelen ser
reducidas a simples factores de producción, reemplazables y dispensables.
Ante la creciente expansión del sector inmobiliario
(al margen de la seguridad personal), tanto en el sector público y privado,
existen alternativas de solución o al menos de regulación sobre este problema;
para tratar de conciliar la gran demanda que existe en el sector construcción
con los intereses y derechos de los trabajadores, quienes aparentemente son los
más afectados por esta situación.
El problema de la inseguridad en la construcción
civil puede ser enfocado desde 3 perspectivas, las cuales tienen una relación
jerárquica entre sí.
En el plano
económico, se observa que el sector inmobiliario está caracterizado
por un notable crecimiento en los últimos años. En particular este sector se
encuentra altamente relacionado con el crecimiento y desarrollo de otros
ámbitos de la economía; por ejemplo, el aumento en la construcción de centros
empresariales indica un desarrollo en otros mercados como el de servicios,
intermediación financiera, incluso turismo. Del mismo modo, el mayor incremento
de las construcciones se debe a la alta demanda interna por viviendas
(departamentos) lo cual es un indicador de la mejoría en el poder adquisitivo
de la población. Todo esto puede ser visto como un claro índice de desarrollo, sin
embargo, como en todo sistema, encontramos fallas que a simple vista no son
evidentes. Es posible inferir que, como en cualquier tipo de industria, lo que
se busca es minimizar costos para alcanzar un mayor margen de ganancias; este
objetivo no necesariamente es malo, pero cuando este empieza a afectar
directamente a quienes se encuentran dentro del proceso productivo, es cuando
se convierte en una causa del problema.
A pesar de lo mencionado
anteriormente, el hecho de que existan accidentes causados por negligencias en
la construcción no responde únicamente a una reducción en los gastos sino
también a un problema de ideología tanto por parte de los empleados (obreros)
como de los constructores (dueños). Entonces, desde el punto de vista de la sociología, el problema radicaría
en la visión que tienen los dueños de las constructoras sobre la importancia de
quienes trabajan en las obras. Si los reducen a simples factores de producción,
reemplazables y dispensables, la seguridad e integridad física de los obreros
se verá siempre comprometida. Es importante que estos jefes tomen conciencia de
la enorme responsabilidad que han asumido, puesto que de su gestión depende la
vida de muchos hombres y el bienestar de sus familias (esto ocurre para
cualquier persona que está a cargo de muchos empleados, pero en mayor medida
para quienes realizan trabajos que implican riesgos inherentes a la actividad).
Sin embargo, dicha responsabilidad también está en manos de los propios
trabajadores, quienes deben saber valorar su propia vida y reclamar, ante
cualquier injusticia, que se les brinde un sitio de trabajo seguro con todos
los implementos necesarios para no comprometerse físicamente. Hay un compromiso
moral entre empleador y empleado que se debe cumplir.
Asimismo, el problema raíz viene dado
por la ética. Si los agentes de este conflicto tuvieran dentro
de su mentalidad la constante búsqueda del servicio a los demás, especialmente
a los más próximos, entonces el problema de inseguridad sólo vendría dado por
el riesgo inherente de la actividad que se realiza, mas no por el lado de
negligencias humanas conscientes.
Con respecto al Estado y la Política sabemos que la participación
del Estado es mejor y más eficiente si el este ejerce una función de suplencia
ante las necesidades desatendidas (principio de subsidiariedad), si se reduce a
lo que la sociedad civil no puede alcanzar por sí misma. El Estado debe buscar
fomentar la iniciativa privada, especialmente en este sector específico en el
cual los intereses económicos se encuentran con mayor importancia de por medio.
En este caso el Estado ha intervenido para poner un
orden y velar por los derechos de los obreros; sin embargo, la corrupción
dentro de la participación misma del Estado no permite alcanzar los objetivos
trazados. Es aquí donde se hace urgente y necesaria la intervención de las
partes involucradas, especialmente las empresas; éstas deben tomar riendas en
el asunto, ya que son quienes están más cercanas a las situaciones de peligro
que presenta para el obrero,
“Quien
no está acostumbrado a dar, se ve incapacitado de poder reconocer los dones que
los demás tienen para ofrecer”
aterrizando un poco esta idea al problema que estamos abordando, podemos decir
que una de las razones por las que los directivos de las empresas no toman
atención al tema de la seguridad de sus trabajadores es debido a que no valoran
el trabajo que estos realizan en las obras que están bajo su dirección.
Asimismo, los obreros no ven en su trabajo una
actividad que los puede ayudar a mejorar como personas, que los dignifica y que
puede contribuir al bienestar de los demás; sino que lo ven como algo que les
proporciona los medios para sobrevivir y mantener a sus familias. Este,
entonces, es un problema que viene acompañado de la inseguridad: la pobreza que
aqueja a los obreros y sus familias. Es posible que, si la necesidad no fuera
una de las prioridades de los obreros, estos no aceptarían trabajar bajo
condiciones inaceptables en términos de seguridad.
En conclusión, el TENER MATERIAL Y EL DINERO no debe ser una prioridad al
momento de tomar decisiones en nuestra vida. Los jefes de construcción deben
poner delante de sus intereses económicos la seguridad de las PERSONAS que
tienen a su cargo, y los obreros deben priorizar su salud frente a la necesidad
de un sueldo a costa de su seguridad.
especialmente las empresas que se dedican al
negocio de la construcción ya que los obreros arriesgan su vida cada día.
Autores: María Alejandra Correa, María Paz Hurtado de Mendoza, María
Karol Pacheco
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